Eva M.ª de Haro García

Porque, en mi época, era la carrera “de letras” con “más salidas” que podía estudiarse en Valencia en una Universidad pública, y, sinceramente, por aquel entonces no pensaba dedicarme a la abogacía. Mis padres hicieron un gran esfuerzo por dar a sus hijos estudios superiores, pues ellos, como muchos de los nacidos en la época de posguerra en familias humildes, no pudieron acceder a ellos.

Cuando acabé la carrera tampoco era fácil encontrar empleo, recuerdo que remitíamos por correo los currículums de forma aleatoria al listado de empresas de las “páginas amarillas” cuando no los repartíamos en mano, pues no estábamos en la era de la información ni teníamos internet. Y trabajé en lo que me salió: dependienta de un video-club y de unos conocidos almacenes vendiendo ropa de caballero. ¡Qué tiempos!

Después del master en la Escuela de Hacienda Pública trabajé en los servicios de información telefónica en dos campañas del I.R.P.F. e hice prácticas en una asesoría. Y tuve la gran suerte de acceder a mi Despacho por medio de la bolsa de trabajo del Colegio de Abogados y me di cuenta de que tenía por prejuicios una concepción del ejercicio de la abogacía equivocada: el director José Domingo era el más mayor y no llegaba a la cuarentena, y me enseñó que se trataba de buscar, por encima de todo, lo mejor para el cliente, y a disfrutar de mi profesión. En definitiva, me ayudó a descubrir mi verdadera vocación.

El derecho Mercantil, Societario y Concursal es muy dinámico y flexible, quizá es la rama que más se adapta a las necesidades y la situación social y económica que cada momento exige, y considero que es una materia difícil y compleja, que sólo pueden ejercer con el necesario sentido de la responsabilidad verdaderos especialistas.

Profesionalmente hablando todo lo que busco: los valores y principios del Despacho en el ejercicio de la abogacía, el apoyo incondicional de mis compañeros, seguir aprendiendo y superándome día a día, y poder disfrutar a mi profesión.

Lo que más me gusta es muy sencillo: estar y disfrutar con mi gente. Mi plan ideal: reunirnos la familia y los amigos con un largo día por delante para estar juntos hablando, riendo, cantando, comiendo… Y un viaje gastronómico en buena compañía tampoco está mal.